martes, 28 de diciembre de 2010

¿Cuándo le salen los dientes?


Los primeros dientes que brotan en la ansía de nuestro bebé son los incisivos centrales inferiores. Los primero dientes empiezan a salir hacia el sexto u octavo mes de vida, aunque cada niño puede tener un desarrollo distinto, sin que eso quiera decir que presente ningún tipo de patología.

La erupción dentaria conlleva consigo la aparición de un cierto grado de inflamación de la boca sobre todo de la ansía de nuestro bebé que puede provocar la irritabilidad en el niño y la aparición de fiebre (que rondará sobre los 37ºC), pero que es un síntoma muy normal y no debemos preocuparnos por ello. En ocasiones puede ser precisa la administración de algún analgésico para calmar la irritabilidad y el malestar que puede causar la aparición del primer diente.

Con respecto a la dentadura de nuestro pequeño, no es preciso que le administremos un aporte de flúor, salvo que el aporte en el agua no sea el suficiente, aunque este mineral favorezca la formación del diente y disminuya la aparición de caries, aún así no es necesario. Pero si es importante recordarle el lavado de dientes a los pequeños de la casa a partir de los dos años de vida, para que así tengan una dentadura sana y fuerte.



Fuentes:
http://kidshealth.org/parent/en_espanol/general/teething_esp.htmlÁngeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Alimentación complementaria


 Según el niño va creciendo y madurando su sistema digestivo es capaz de metabolizar nuevos alimentos, además el niño empieza a descubrir sabores, texturas, le gusta probar comidas nuevas, quiere imitar a los adultos, coger la cuchara ...

El momento apropiado para introducir los alimentos sólidos es hacia los cuatro o los seis meses de edad. La alimentación del niño pasa de basarse exclusivamente en la leche materna o en la fórmula artificial y empieza a ser complementaria con nuevos alimentos, que le proporcionarán el aporte adecuado de proteínas e hierro que precisa para esta nueva etapa del desarrollo.

La introducción de los alimentos debe hacerse siempre de manera progresiva. Al principio se le debe administrar en pequeñas cantidades. Cuando se ha empezado a probar un alimento nuevo no se debe introducir otro distinto hasta pasado unos siete o quince días para descartar la presencia de alergias alimentarías de una manera clara.

En el momento de la comida hay que hacerle comprender al niño que es un momento para estar sentado, durante un tiempo razonable y limitado, en el que él sólo tiene que acabar comiendo.


Hay que seguir siempre las recomendaciones del pediatra para la introducción de los nuevos alimentos, y tener en cuenta ciertos factores. Los primeros alimentos son los cereales, al principio se recomienda utilizar sólo cereales de un solo grano, mezclándolos con la leche inicialmente para después hacerlo con agua, zumo o fruta (más conocido como papillas). Luego introduciremos las frutas, que primero se administra en forma de zumo, para ello se recomienda no añadir azúcar (para no favorecer la aparición de caries). Ya en el quinto o sexto mes, se añade la fruta a las papillas. Primero se introduce las frutas jugosas como la naranja, el plátano, la manzana y la uva. Más tarde introduciremos las verduras, al principio en forma de caldos y a partir de los seis meses en forma de purés. Que además puede ser complementadas con carne. La carne se administra cocida, con el puré. Primero se introduce el pollo, para luego pasar a la ternera y al cordero. Después introduciremos el pescado, primero comenzaremos con los blancos como la merluza, el gallo o el lenguado. Posteriormente de manera más tardía administraremos a nuestro pequeño los huevos, primero la yema cocida, aproximadamente a los nueve meses de edad, y más tarde la clara, hacia el año. Y los últimos alimentos que le daremos será el yogourt, las legumbres (en forma de caldo al principio y luego en puré, y comenzando con las lentejas), luego el queso, la mantequilla, etc. En general, no se recomienda añadir aditivos a la comida que le preparamos a nuestro pequeño como la sal, la miel o la sacarina.

Progresivamente, a nuestro pequeño le trituraremos menos los alimentos, según la capacidad de masticar del niño, del número de dientes que tenga, etc. Entre los doce y los veinticuatro meses se van abandonando de forma progresiva las papillas. Ya que hacia los catorce meses puede ir tomando alimentos que sean blandos, enteros y sin triturar. El niño irá poco a poco queriendo imitar a los adultos, aprenderá a usar los cubiertos y preferirá usar el vaso en vez del biberón, pero algo importante es que siempre debemos mantener la administración de la leche.

Fuentes:
http://www.elbebe.com/index.php/es/alimentacion/alimentos-solidos/como-comer
Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.


jueves, 23 de diciembre de 2010

El biberón, lactancia artificial

Durante la época lactante el bebé debe tomar una cantidad equilibrada y suficiente de nutrientes aunque éste no sea amamantado por la madre, existen otros métodos como la leche que podemos comprar en la farmacia y que lo alimentamos a través del biberón. Esta leche contiene los nutriente necesarios para que nuestro pequeño esté bien nutrido y para que nosotros los padres estemos tranquilos con su alimentación, aunque la alimentación ideal para el recién nacido es la lactancia materna exclusiva, pero a veces no es posible.

En aquellos casos en los que no es posible o bien la madre decide no darle el pecho, se precisa sustituir la lactancia materna por el biberón. Para ello existen una serie de preparados comerciales, basadas en leche de vaca, disponibles en el mercado.

La composición de estas leches aporta al niño la proporción adecuada de nutrientes como hierro y suplementos vitamínicos. La frecuencia de la administración es igual tanto para la leche materna como para la fórmula artificial. Para la preparación de los biberones se deben seguir las indicaciones de cada casa comercial. Es importante preparar los biberones correctamente, pues si la concentración de cada biberón cambia, el aporte energético será distinto, y el riñón puede verse sobrecargado. Por este motivo debemos pararnos detenidamente a leer las instrucciones que contenga la leche artificial, para así preparar adecuadamente la alimentación de nuestro bebé.

Los biberones más adecuados en los primeros meses son los de cristal, pero siempre se deben esterilizar o hervir, durante unos diez minutos, por lo menos durante los primeros cuatro meses. Se puede usar tanto agua mineral como agua hervida. Una vez preparado el biberón no se recomienda volver a hervirlo, pues se evaporaría el agua y el siguiente biberón estaría hiperconcentrado. En el biberón, previamente esterilizado, se vierte primero el agua, luego la cantidad de líquidos correcta y después los cacitos de leche.



Fuentes:
http://www.aepap.org/familia/biberon.htm
Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

¿Debe mi bebé alimentarse con leche materna?


La leche materna es el mejor tipo de alimentación para un niño durante los primeros cuatro y seis meses de vida. Auque actualmente es difícil amamantar al bebé debido al régimen de vida actual y al trabajo fuera de casa de la madre, que son dos grandes factores que dificultan en gran medida mantener la lactancia materna de manera exclusiva.

Las ventajas de que nuestro bebé tome el pecho son muchas, ya que por ejemplo no precisa de ser calentada ni esterilizada. Además el hecho de amamantar al niño crea unos lazos de unión, es decir, una especie de relación entre madre e hijo inexplicable. La leche materna tiene la composición ideal para nutrir y proteger al niño, y además favorece su digestión y absorción. La leche materna debemos recordar que contiene anticuerpos y células protectoras contra la infección, de manera que proporciona una defensa al niño muy tranquilizante para nosotras, las madres. Y es que la leche materna tiene una composición ideal para nutrir al niño, para ser digerida y tolerada. La composición de las proteínas de la leche materna es diferente respecto a la de la leche de vaca.

Los niños alimentados con el pecho no precisan de un aporte extra de líquidos, con la lactancia materna, les basta. Incluso en caso de que nuestro bebé presente diarrea no conviene la administración de agua, pues el niño dejaría de hacer buenas tomas de pecho y estaría peor nutrido. La introducción de alimentos sólidos se realiza a partir de los cuatro y seis meses, si no se realiza y el niño sigue siendo alimentado exclusivamente con la lactancia materna, su nutrición llega a ser inadecuada, siendo deficitaria en proteínas, hierro y cinc.

¿Cómo iniciar la lactancia materna?
Tras el momento del parto puede pasar un tiempo hasta que la madre tiene la subida de la leche. Por eso aunque no haya producción de leche en un principio, es importante poner al niño al pecho las primeras doce horas tras el parto, para que así succione y estimule la subida de la leche.
Inicialmente se produce un tipo de leche, denominado “calostro”, que presenta un alto contenido en proteínas. Al principio se produce muy poca cantidad de calostro y la madre puede tener la sensación de que su leche no alimenta al niño, pero eso no es así. Por tanto, es importante no preocuparse en este momento de eso, pues aunque el calostro nunca es abundante, es una fuente importante de defensa y además le ayuda en su desarrollo. Posteriormente, la succión del niño va estimulando progresivamente la mayor producción de leche, y las características de ésta van cambiando, siendo más rica en materia grasa, más nutritivas y saciando más al niño.

En algunos casos, la producción inicial de leche tarda unos dos o tres días. Las mamas se endurecen, son dolorosas y es el momento adecuado para iniciar la succión y estimular el flujo de leche. En estos casos se puede intentar favorecer la succión extrayendo leche y poniendo compresas calientes antes de las tomas, para que se produzca una congestión excesiva que favorezca la succión que inicia nuestro bebé.

¿Cuál es la postura adecuada para darle el pecho a mi bebé?
Es importante que la madre esté tranquila y sentada en un lugar cómodo o tumbada sobre un brazo. Se debe realizar previamente un lavado de manos correcta y también lavar los pezones sólo con agua. El niño tiene que estar colocado sobre el brazo contrario a la mama de la que va lactar, de manera que la cabeza y la boca estén cerca del pezón. Se debe sujetar el pezón entre los dedos índice y pulgar para que el niño pueda sujetar bien el pezón, que éste no se mueva y así pueda succionar bien.

Inicialmente hay una succión rápida, se produce una salida de leche rápidamente, no nutritiva; pero posteriormente hay una succión más lenta, que vacía completamente de leche los conductos. Se debe dar cada pecho unos diez minutos aproximadamente, el niño puede quedarse dormido, por lo que se recomienda cambiarle de pañales entre pecho y pecho si esto sucede, para así despertarle y que no succione más aire del debido. Habitualmente, se empieza cada vez por un pecho distinto para que el niño llegue a vaciar totalmente cada uno.

¿Con qué frecuencia le doy el pecho?
Lo mejor es la administración de las tomas a demanda de nuestro pequeño, sin usar unas pautas rígidas, sino que somos nosotras las que debemos adaptarnos al niño (pero aproximadamente son unas ocho o doce tomas al día). Durante las primeras semanas no conviene que el niño esté más de tres o cuatro horas sin comer, por lo que si el niño no se despierta, o no llora conviene darle la toma cada tres o cuatro horas.

Casos en los que se debe suprimir la lactancia materna
La lactancia materna deberá eliminarse cuando la madre presenta una enfermedad materna grave, en este caso ni siquiera debe iniciarse la lactancia materna. Muchas veces la madre debe tomar la decisión de no empezarla cuando el niño presenta algún tipo de malformación que dificulte la deglución, cuando el bebé es un gran prematuro o cuando aparece un absceso mamario (en este caso concreto, se debe vaciar esa mama, y no utilizar la leche, hasta que el proceso infeccioso se resuelva y el médico lo autorice). Pero por ejemplo no es necesario dejar de dar el pecho cuando aparece una inflamación en la zona mamaria (aunque la madre presente fiebre o escalofríos), o cuando la madre tenga grietas en el pezón. En estos casos conviene continuar con la lactancia materna, (siempre que no sea demasiado doloroso para la madre). En caso de la aparición de grietas basta con la aplicación de pomadas específicas para evitar el empeoramiento de las lesiones. Es muy importante que si la madre precisa algún tipo de tratamiento farmacológico, se consulte previamente para ver si el fármaco afecta a la leche, y en caso de que así sucediera, debe preguntar al farmacéutico o leer bien el prospecto por si tuviera algún efecto sobre el niño. Y por supuesto durante la lactancia materna se contraindica la ingesta de alcohol, alimentos excitantes (como el café), tabaco, nicotina, sustancias de abuso entre otras


Fuentes:
http://www.aepap.org/familia/biberon.htm
Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.


martes, 21 de diciembre de 2010

¿Cuál es la alimentación adecuada para mi bebé?


La nutrición consiste en los aportes mínimos diarios de cada nutriente para que exista un crecimiento y un desarrollo adecuado. Es preciso la administración de dos o seis veces de dosis de alimentación diaria como mínimo para lograr un correcto crecimiento. Las necesidades alimentarías van variando según el momento del crecimiento de nuestro bebé. Dependiendo de la edad del niño y de su grado de madurez, el tipo de alimento que es capaz de digerir varía y por tanto se establecen unas pautas de alimentación dependiendo de la edad del niño.

El primer periodo es el de la lactancia, está comprendido entre los cero y los seis meses. Desde los cuatro hasta los doce meses de edad, el niño mantiene una dieta transicional. A partir de los doce meses de edad el niño ya va adquiriendo una dieta igual que la que tienen los adultos, pero ingiriendo menor cantidad. Durante los primeros meses de vida el aporte esencial para nuestro pequeño es la lactosa pero que a veces podemos combinarla con el aporte de otros líquidos como el agua.


Fuentes:
http://www.aepap.org/familia/biberon.htm
Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.



martes, 14 de diciembre de 2010

La dermatitis de pañal


La demartitis del área del pañal consiste en lesiones cutáneas que aparecen en la zona donde se coloca el pañal también en las ingles y en el abdomen. La piel del bebé está expuesta al calor que produce el pañal, la humedad, la orina ... produciéndose una irritación en la piel y la consiguiente aparición de enrojecimiento cutáneo y lesiones secundarias en la piel.
Varios factores favorecen la aparición de estas irritaciones como una higiene incorrecta, el uso de pañales de plásticos que no permiten una adecuada transpiración, la acumulación de orina y heces retenida, un ambiente húmedo y cálido con temperaturas altas entre otras.

Este tipo de lesiones son muy frecuentes en los lactantes aparecen habitualmente en el primer mes de vida cuando la piel es más delicada y no hay un control de esfínteres.
Primero se produce una irritación, con enrojecimiento en la zona en contacto con el pañal (abdomen, región glútea, zona genital, etc). Conforme la enfermedad progresa pueden aparecer lesiones más grandes, que afectan también a los pliegues. Además del enrojecimiento cutáneo se puede ir extendiendo por la región interna de los muslos.  Pueden llegar a formarse úlceras superficiales, con una erosión importante de la piel, e incluso una sobreinfección de las lesiones, con aparición de pus y como consecuencia nuestro bebé llorará.


El diagnóstico lo da la exploración adecuada del pediatra y a medida que vayamos viendo la evolución de las lesiones. Al explorar al bebé se debe hacer una valoración de la gravedad de las lesiones para saber y ver si hay úlceras que puedan acarrear algún tipo de problema.

En el tratamiento de las lesiones leves se pueden aplicar pomadas destinadas a mantener seca la piel para evitar la progresión de las lesiones. Cuando las lesiones son más importantes puede ser necesario el uso de pomadas de corticoides, de menor a mayor potencia según si las lesiones son menos o más graves.

En aquellos casos en los que aparece como complicación una sobreinfección bacteriana se puede asociar el tratamiento de pomadas con antibiótico. Cuando la humedad se mantiene durante tiempo puede llegar a aparecer una sobreinfección por hongos y la dermatitis de pañal se puede complicar.

Para prevenir este tipo de dermatitis se deben tomar una serie de medidas como mantener al niño seco intentando cambiar los pañales de manera frecuente, mantener un ambiente fresco sin humedad, no poner en el área del pañal aceites ni colonias, no usar pañales de goma ni de plástico y no usar jabones ni detergentes irritantes en la higiene del niño.

Estos consejos serán algo más que útiles para los primerizos papás, ya que todos queremos para nuestro bebé lo mejor del mundo y que mantengan siempre una sonrisa.


Fuentes:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000964.htm
Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

Picor, picor y más picor

La piel de nuestro bebé puede tener una respuesta inflamatoria o tener lesiones que la podemos clasificar  como dermatitis.
Al principio aparece una serie de lesiones agudas, sequedad con enrojecimiento cutáneo, lesiones que se van secando, y posteriormente aparecen una serie de costras que pueden llegar a sobreinfectarse.


Como resultado del rascado, la sequedad cutánea y de la formación de costras aparecen las lesiones, el engrosamiento de la piel (la cual puede aumentar o disminuir la coloración de la piel). Lo más característico de la dermatitis es la aparición de lesiones cutáneas que provocan picor. El niño se rasca apareciendo erosiones por rascado, que aumentan la sensación de picor y todo el proceso se convierte como en un círculo vicioso. Esta enfermedad cutánea cursa en brotes, sin llegar a la curación completa.



Las lesiones son siempre las mismas, aunque su distribución (localización), varía según la edad del niño. Por ejemplo en el lactante es más común que aparezca en las mejillas, en el cuero cabelludo y en la zona de los codos y rodillas. Ya durante la infancia entre los cuatro y diez años aparece en la flexura del brazo y las piernas, en muñecas y tobillos. Suele aparecer en niños que ya tenían lesiones en el período de lactantes, pero también por primera vez. En esta etapa la sequedad de la piel es importante, para no dejar marcas o señales. Cuando el niño es más mayor o en la etapa de adolescencia aparece en las flexuras de las manos, en los párpados y en el cuello. Se produce entonces el engrosamiento y la sequedad de la piel. Pero otras alteraciones cutáneas que pueden aparecer son la palidez en las zonas que rodea la nariz y la boca. Cuando veamos que nuestro bebé tiene estos síntomas debemos ir a nuestro pediatra habitual para que le realice el diagnóstico diferencial correspondiente para que así elimine otras patologías posibles.



Con respecto a la dermatitis no hay ningún tratamiento para evitar su aparición o desarrollo, aunque sí existe tratamiento para la curación precoz de las lesiones que aparecen, es decir, se pueden tomar medidas para evitar que aparezca el eccema o el picor. Por ejemplo es importante usar en estos niños jabones neutros, evitar el uso de suavizantes y detergentes agresivos en la ropa, debemos comprarle a nuestro bebé prendas de algodón, no sintéticas, evitar el calor excesivo y una sudoración profunda. Para evitar los brotes es importante hidratar adecuadamente a nuestro pequeño. No debemos frotar a nuestro bebé cuando lo estamos secando después de una ducha, usar las cremas hidratantes adecuadas tras el baño, incluso usar aceites especiales para el agua que utilizamos a la hora de bañarlo, porque este formará una película protectora para la piel de nuestro bebé.




El tratamiento de las lesiones consiste en la aplicación de corticoides tópicos (esto quiere decir, la aplicación de pomadas sobre las lesiones cutáneas) durante unos siete o diez días (según nos indique nuestro pediatra) y dependiendo de la gravedad de las lesiones. También se tratará diferente dependiendo de la gravedad, según la intensidad del brote y la localización de las lesiones se pueden usar corticoides más o menos potentes; en forma de crema, gel, pomada o incluso en brotes muy fuertes puede ser necesario la administración de corticoides orales durante unos días.
Si surgen complicaciones se puede producir una sobreinfección cutánea (bacteriana) que requieren el uso de antibióticos tópicos (en pomada) e incluso orales. Esta enfermedad no tiene curación, los brotes tal como aparecen pueden desaparecer. Es más habitual durante el invierno y mejoran en verano. El número de brotes y su gravedad va disminuyendo con la edad auque la evolución es lenta a todas las edades.

Fuentes:
http://www.alergiainfantillafe.org/enfermedaddercontacto.htm
Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.