La fiebre es una de la enfermedades infecciosas más frecuente en los bebés y en los niños pequeños cuando atravesamos la consulta del pediatra. ¿Qué podemos hacer frente a esto?, ¿cuándo aparece?, ¿cómo se cura?. Por eso ha surgido este blog dónde los padres podemos consultar las preguntas que no sabemos resolver, para ayudarnos y darnos consejos mutuamente.
Nosotros, los padres consideramos la fiebre como una gran preocupación cuando ésta aparece en los más pequeños de la casa, cuando sólo significa que el organismo se está defendiendo contra una agresión. Aún cuando nuestros niños tengan una temperatura de 37ºC no debemos preocuparnos, ya que la temperatura corporal normal puede mantenerse en esos grados. Los médicos consideran que un niño tiene fiebre cuando la temperatura supera los 38ºC, y la podemos medir en diferentes partes del cuerpo, oral, axilar, ótica o rectal.
Por otro lado debemos tranquilizarnos cuando aparezca la fiebre porque no siempre significará que exista una infección. Aunque en la infancia la mayoría de las ocasiones se debe a un proceso infeccioso, y la fiebre es la encargada de la defensa del organismo. Las infecciones pueden aparecer a causa de un virus, una bacteria, un hongo o parásito según la parte del organismo que se vea afectada por la infección.
Otra causa por la que nuestro bebé puede tener fiebre es el pico de un diente que se asoma en su encía que puede ir acompañado de irritabilidad, disminución del apetito o incluso diarrea. Pero otras veces no se debe a esto y no es bastante con una simple exploración, sino que hace falta realizar ciertas pruebas complementarias para acercarse a un diagnóstico más exacto. Lo más importante en estos casos es la valoración del estado general del niño, la exploración física, la historia clínica, y en ocasiones datos orientativos del tipo de la infección. Según la edad del niño el diagnóstico y el tratamiento será distinto, pero lo primordial en todos los casos es precisar la infección bacteriana para darle un tratamiento rápido y eficaz.
Asimismo, los niños de corta edad (entre tres meses) tienen un mayor riesgo de tener fiebre, ya que tienen un sistema inmune más inmaduro por eso aumenta el riesgo de padecer infecciones bacterianas graves, que a través del llanto, cambio de comportamiento, rechazo del alimento entre otros, nos daremos cuenta que nuestro bebé tiene alguna anomalía. Cuando nos alertemos de esta situación la mejor opción será llevarlo al hospital para que sea vigilado y le realicen las pruebas pertinentes. Pero los padres debemos saber que no siempre que aparezca la fiebre debe iniciarse un tratamiento, sino determinar la causa de la fiebre.
Algunos consejos o indicaciones que nuestro pequeño de la casa agradecerá cuando supere los 38ºC será mantenerlo hidratado, administrarle líquidos constantemente (con azúcar preferiblemente, como los zumos), no tenerlo demasiado abrigado, darle un baño templado para que se sienta mejor y ya si nuestro pediatra ve oportuno recetarnos unos antibióticos para el pequeño, suministrárselo siempre que hallamos leído previamente las instrucciones.
Fuentes:
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Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.
La Ay perdón querida pero la fiebre es un síntoma no una enfermedad
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