Cuando observemos que a nuestro pequeño le pica la piel y vemos que le salen una especie de manchas rojas, puede ser que estemos ante un brote de varicela. La varicela es una enfermedad infecciosa, de la familia de los herpes este virus es frecuente que aparezca en invierno y al inicio de la primavera.
Como toda enfermedad infecciosa se transmite por contacto, de persona a persona a través de secreciones nasales o por contacto con lesiones de la piel (si aún no están en fase de costra). Cuando las lesiones cutáneas (de la piel) están todas en fase de costra, los enfermos ya no son contagiosos y no hay por qué mantener el aislamiento.
Antes de que aparezcan éstas lesiones en la piel hay un proceso de incubación (hay unos síntomas que dan la cara a la persona que nos hacen pensar que está incubando la varicela) como un catarro leve asociado a la fiebre y el cansancio. Posteriormente aparece una erupción en la piel, es decir, zonas circulares enrojecidas y sobreelevadas en la piel que después se transforman en ampollas con un contenido blanquecino en su interior. Poco a poco se van secando y se va formando una costra hasta que desaparecen, que pueden provocar una sobreinfección de las lesiones cutáneas por rascado y como consecuencia puede quedar cicatrices o marcas sí se rasca de forma habitual. Estas ampollas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo de nuestro pequeño, aunque es más habitual en zonas expuestas, como en el cuero cabelludo, axilas, detrás de las orejas, en el tronco, en los párpados y en la boca.
Es conveniente, que cuando descubramos que nuestro niño tiene varicela lo aislemos del resto de niños y de los adultos, que no hayan pasado la varicela hasta que ya no sea contagioso (fase de costra). Sobre todo evitar el contacto con niños recién nacidos, ya que pueden sufrir más complicaciones si se contagian. Una vez que uno ha padecido la varicela no hay problemas porque el cuerpo crea inmunidad y aunque se vuelva a tener contacto con otra persona enferma ya no se desarrolla la enfermedad. Sólo en ocasiones muy excepcionales el virus puede quedar oculto y puede reaparecer unos años después aunque de manera más suave y menos probable.
Con respecto a la varicela, no tenemos de qué preocuparnos suele ser una enfermedad leve, sólo se trata los síntomas como el picor de la piel, realizando un buen lavado de las lesiones cutáneas y aplicando polvos de talco para aliviar el picor. Sin embargo también existe la vacuna de la varicela, pero no se ha incorporado aún al calendario de vacunación.
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Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.
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