sábado, 27 de noviembre de 2010

Las intoxicaciones más habituales

La intoxicación más habitual es por vía oral aunque también puede darse la absorción de sustancias a través de la piel, el ojo o intoxicación por inhalación. Las ingestiones suceden de manera accidental, como por ejemplo en el hogar. Las intoxicaciones en los niños son leves y suceden por ingesta de fármacos como el paracetamol o la aspirina, sustancias cáusticas, hierbas medicinales, productos vegetales, cosméticos y productos de limpieza. En el caso de adolescentes la intoxicación puede no ser accidental sino intencionada, y se asocia, de manera más frecuente, a suicidios.

Algunas medidas preventivas que podemos tomar los padres son: usar fármacos que lleven tapones de seguridad, mantener las medicinas bajo llave, no dejar los productos de limpieza en estanterías bajas o en los suelos, no cambiar los fármacos ni los productos de limpieza a envases distintos de original, educar bien a los niños, enseñándoles a no tocar los productos de limpieza ni las medicinas entre otros.

Según la causa de la intoxicación los síntomas pueden variar, así la intoxicación por ciertos productos puede dar una sintomatología diferente. Cuando se sospecha que un niño puede haber ingerido algún producto tóxico lo más importante es intentar averiguar exactamente qué ha tomado, cuánta cantidad y cuándo. A continuación lo más recomendable es llamar al centro de información toxicológica y según sus recomendaciones, acudir al centro hospitalario más cercano para realizar una exploración física y tomar las medidas adecuadas.

Existen distintos métodos para quitar las sustancias tóxicas del interior del cuerpo del bebé como inducir el vómito, el lavado gástrico o administrar un antídoto si se conoce el producto ingerido y existe tal antídoto.


Fuentes:
http://www.suite101.net/content/intoxicaciones-frecuentes-a-prueba-de-prevencion-domestica-a19098
Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Aspiración de un cuerpo extraño

La aspiración de un cuerpo extraño supone el paso de éste a la vía aérea. Sucede porque el niño tiene acceso a productos alimenticios como cacahuetes, caramelos, o juguetes inapropiados para su edad (como globos, silbatos, etc) de una manera no controlada por un adulto.

Los más habitual cuando un cuerpo extraño sea aspirado es que éste sea expulsado al exterior por el reflejo de la tos y que no precise cuidados médicos; pero hay ocasiones en que el objeto puede ser demasiado grande y ocluir la vía respiratoria superior, o que sea demasiado pequeño y se aloje en los bronquios. El niño inicialmente se atraganta, tosiendo para, después, cuando el cuerpo extraño pasa a la vía aérea, empezar con dificultad respiratoria (boca abierta) y respiración ruidosa.

La gravedad depende del lugar donde se aloje el cuerpo extraño:

*Si es localizado en la vía aérea superior, es decir, en la laringe se produce una tos con aparición de afonía posterior y un ruido e incluso sangrado, puede ser mortal en caso de que el cuerpo extraño aspirado sea voluminoso y obstruya por completo la vía aérea.

*Si la localización es más cerca de la tráquea, puede provocar tos, con dificultad respiratoria.


El diagnóstico de una aspiración de un cuerpo extraño lo proporciona, una exploración física y una radiografía de cuello y tórax, aunque no siempre el objeto aspirado se puede visualizar en la radiografía. Cuando el cuerpo extraño es pequeño (por ejemplo un cacahuete) éste puede progresar por el árbol bronquial sin provocar una dificultad respiratoria, pero sí una falta de aireación y una importante predisposición a la infección (neumonía). En estos casos puede ser necesaria la visualización de la vía aérea para demostrar si claramente hay un cuerpo extraño, dónde está localizado y proceder a su retirada.

Cuando el cuerpo no está alojado en la vía aérea inferior, es importante retirarlo de manera urgente, porque puede llegarse a la asfixia cuando no hay suficiente paso de aire en la vía aérea. No se recomienda hacerlo a ciegas, en caso de que no se vea bien el cuerpo extraño o que el niño sea muy pequeño y se ponga más nervioso, porque hay riesgo de hacer que progrese más y producir una obstrucción de la vía aérea mayor.

Si el niño está consciente tosiendo, se le debe animar a toser. Un niño menor de un año se recomienda dar cinco golpes en la espalda y cinco en el tórax, con la presión ejercida, ayudar a expulsar el cuerpo extraño hacia el exterior de la vía aérea. Cuando el niño es mayor se puede llevar a cabo la maniobra de Heimlich, consiste en compresiones, realizadas por debajo del diafragma, en el abdomen, dirigidas hacia arriba. Si el niño está inconsciente ya se precisa el inicio de maniobras de reanimación cardiopulmonar avanzadas.



Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.



martes, 16 de noviembre de 2010

¿Qué tiene mi bebé en la boca?



Debido a la gran curiosidad de los niños y su tendencia a investigar todo y llevárselo a la boca, la ingesta de cuerpos extraños es muy frecuente. Habitualmente se trata de monedas, pilas, canicas, piezas pequeñas de juguetes, aunque en ocasiones puede tratarse de objetos más peligroso o punzantes, como alfileres e imperdibles, etc.
                    


Todo depende del objeto ingerido y de la localización de éste. Cuando queda alojado en el esófago se produce un aumento de la salivación, dolor e incluso puede llegar a aparecer una perforación esofágica con rotura de la mucosa y una infección.

Aunque también podemos tener la suerte de que se produzca el vómito del objeto. Cuando el objeto extraño ha llegado al estómago e intestino, éste va progresando, habitualmente sin problemas, siendo expulsado en la mayoría de los casos en unas veinticuatro o cuarenta y ocho horas. Si el tránsito del objeto es más lento, expulsándose al cabo de una semana, puede ser necesario llevar a cabo un seguimiento radiológico para localizar el objeto y controlar su progresión correcta y visualizarlo con la radiografía.

La complicación que puede aparecer una vez que el objeto ha pasado a la zona gastrointestinal, es que se produzca una perforación (rotura de la pared gastrointestinal), que sería el inicio de dolor abdominal, vómitos, fiebre, e incluso sangrado rectal; aunque en muy raras veces ocurre.

Cuando el objeto ingerido es una pila, es importante acelerar el tránsito gastrointestinal, para disminuir el tiempo de permanencia de la pila en el aparato digestivo y es necesario que se lleve a cabo un adecuado seguimiento médico. Porque aunque todas las pilas van recubiertas para aislar los agentes corrosivos que contienen, en caso de que entren en contacto directo podrían ocasionar quemaduras.

¿Cómo ayudar a mi bebé si tiene un cuerpo extraño en la boca?
La extracción de un cuerpo extraño en un lactante es así de fácil como a continuación lo explicamos. Se presiona el tórax del bebé con dos dedos, con una frecuencia de cinco veces. Después se le da la vuelta al niño golpeándole en la espalda otras cinco veces, con la palma de la mano y con golpes secos.



Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Los enchufes y la electricidad


En ocasiones las quemaduras eléctricas pueden llegar a ser graves cuando son producidas por cables de alta tensión. Aparecen lesiones en la piel que son los puntos de entrada y salida de la descarga y múltiples lesiones en los órganos afectados por el paso de la corriente (como alteraciones cardíacas). Un cinco por ciento de estos accidentes provocan la muerte antes de conseguir trasladar al niño al hospital.

Si tenéis alguna duda al respecto sabéis que aquí podéis comentarnos el problema, para que posteriormente lo consultemos y así poder responder a vuestras preguntas satisfactoriamente. Muchas gracias y un saludo a todos los padres que cuidan de sus bebés.



Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuidado con el fuego



Las lesiones producidas por quemaduras pueden ser muy diversas y diferentes, algunas de ellas son causadas por fuego (quemaduras que se producen de manera directa), escaldaduras por agua caliente, combustión de ropa, estufas, cigarrillos, y en más raras ocasiones por inhalación (que pueden conducir a lesiones pulmonares).

El número de lesiones por quemaduras, que requieren atención médica, ha ido disminuyendo gracias a las medidas de prevención que podemos encontrar en el envoltorio de productos, de etiquetas, de prospectos pero también gracias a detectores de humo en zonas públicas, al uso cada vez mayor de prendas ignífugas y a la mayor disponibilidad de centros de tratamientos especializados que están a nuestra disposición.

Las quemaduras se pueden clasificar según su extensión y su profundidad: la menor lesión que se puede producir es la de primer grado, que consiste en una lesión en la superficie de la piel (que afecta sólo a la epidermis), produciéndose un enrojecimiento de ésta, hinchazón y dolor leve. Todos estos síntomas desaparecen en dos o tres días, llegando a la curación total en el período de tres a seis días.

Cuando la lesión es más importante y afecta a una capa de la piel más profunda (la dermis superficial), se forman ampollas y vesículas llenas de líquidos, que son muy dolorosas, la clasificamos como quemadura de segundo grado, ya que afectan a terminaciones nerviosas. La curación de estas lesiones es más lenta, curándose tras veinte días aproximadamente.

Las quemaduras que afectan a todas las capas de la piel (epidermis y dermis), son las más graves, las de tercer grado. Al destruirse todas las capas cutáneas no quedan células que puedan regenerar de nuevo la piel, y no se produce dolor, ni sagrado, porque no quedan terminaciones nerviosas, ni capilares. Algunas de estas quemaduras precisan de tratamiento hospitalario urgente. Por otro parte las quemaduras pueden afectar a ciertas partes del cuerpo, como la cara, los oídos, las manos, los pies o el área genital, en este caso las lesiones tienen una gravedad mayor.


Cuando las lesiones son breves basta con llevar a cabo una adecuada desinfección de la herida, cubriéndola bien y tratándola con antibióticos locales y la administración de analgésicos. Las lesiones más graves, cuando se llega a precisar ingreso hospitalario, los riesgos más importantes que aparecen son: la deshidratación por pérdida de líquidos  e hipotensión, que pueden conducir a la muerte o también la sobreinfección tras la desaparición de la barrera cutánea. En ocasiones es necesario realizar una extirpación del tejido lesionado y realizar injertos de piel para evitar la pérdida de líquidos y proteínas. Es importante llevar a cabo un seguimiento correcto y vigilar la evolución de las quemaduras.

Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

lunes, 1 de noviembre de 2010

El miedo al agua



Hay que hablar del gran peligro, pánico o terror que puede ocasionar la palabra agua, ya que una de las causas de muerte en los más pequeños del hogar, es la muerte por ahogamiento además de las lesiones no mortales que se relacionan con el agua y los episodios de casi ahogamiento, esto quiere decir, cuando hay una supervivencia mayor de veinticuatro horas tras haber estado el niño expuesto a un medio líquido.

Durante las actividades acuáticas existe el riesgo de que se produzcan lesiones graves por traumatismos, que lesionan la médula espinal, pudiendo llegar a ocasionar parálisis permanentes. Los niños con más posibilidades de sufrir accidentes en el agua son aquellos menores de cinco años que no comprenden el riesgo y no saben sus limitaciones, metiéndose en aguas profundas o no sin saber nadar correctamente.

La gran mayoría de los accidentes mortales suceden en piscinas privadas o residenciales, cuando los padres o el cuidador de turno se descuidan para atender por ejemplo una llamada telefónica, para realizar una tarea doméstica, etc. La prevención más adecuada es colocar vallas alrededor de las piscinas, enseñar bien a los niños el riesgo que supone el agua cuando no saben nadar correctamente y el vigilarles atentamente durante el baño aunque no debemos olvidar el uso recomendable del flotador o de manguitos.
        


En el caso de los lactantes, los casos de ahogamiento suceden en la bañera, en los bebés que no están suficientemente vigilados y cuyos padres desconocen su capacidad concreta para chapotear. En niños mayores y adolescentes suceden en embalses al aire libre, en la playa o en piscinas tanto públicas como privadas, habitualmente ocurre cuando no existe la vigilancia de un adulto. En adolescentes los episodios de ahogamiento suelen suceder con el consumo de alcohol, fármacos o por lanzamientos al agua inadecuados.

La lesión dependerá del tipo de agua (si es dulce o salada, la temperatura, si existe contaminación del agua o no, etc) y del tiempo de inmersión, es decir, el tiempo que el niño esté debajo de agua. En el caso de una inmersión de agua fría, puede haber cierta protección frente a la falta de aporte de oxígeno al cerebro.
Tras sumergirse en un medio líquido, sucede inicialmente una sofocación y una asfixia (por falta de una adecuada oxigenación de la sangre), acompañada o no posteriormente de aspiración pulmonar (paso de agua, de líquido, a los pulmones). Cuando pasa el agua a los pulmones, se lesiona los alvéolos (parte de los pulmones que participan en el intercambio aéreo), de manera que se produce un edema pulmonar o hipoxia.
Si esta hipoxia es importante y hay una falta de oxigenación de los tejidos pueden aparecer lesiones irreversibles, que provocan la muerte en las primeras veinticuatro horas, incluso tras los intentos de reanimación cardiopulmonar, pueden llegar a no ser efectivos.

Por otro lado cuando se trata de inmersiones en agua salada (mayor concentración de sales) frente a los tejidos del organismo hacen que se provoque un arrastre de líquidos hacia el exterior, fuera de los vasos, provocando una hipotensión importante (aumento de la concentración de sodio en la sangre) que puede tener unas consecuencias muy graves, es decir, puede aparecer un edema pulmonar o cerebral, entre otros trastornos.

Tras una inmersión prolongada en el agua por caída a la piscina, lo más importante inicialmente es inmovilizar la columna cervical (para que en caso de que hubiera lesiones en la columna vertebral o medular no empeorarlas) y mantener una vía aérea permeable, es decir, permitir una adecuada respiración, así como una temperatura adecuada. Todas las víctimas de ahogamiento deben ser ingresadas en un hospital para vigilar su evolución.




Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.