domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuidado con el fuego



Las lesiones producidas por quemaduras pueden ser muy diversas y diferentes, algunas de ellas son causadas por fuego (quemaduras que se producen de manera directa), escaldaduras por agua caliente, combustión de ropa, estufas, cigarrillos, y en más raras ocasiones por inhalación (que pueden conducir a lesiones pulmonares).

El número de lesiones por quemaduras, que requieren atención médica, ha ido disminuyendo gracias a las medidas de prevención que podemos encontrar en el envoltorio de productos, de etiquetas, de prospectos pero también gracias a detectores de humo en zonas públicas, al uso cada vez mayor de prendas ignífugas y a la mayor disponibilidad de centros de tratamientos especializados que están a nuestra disposición.

Las quemaduras se pueden clasificar según su extensión y su profundidad: la menor lesión que se puede producir es la de primer grado, que consiste en una lesión en la superficie de la piel (que afecta sólo a la epidermis), produciéndose un enrojecimiento de ésta, hinchazón y dolor leve. Todos estos síntomas desaparecen en dos o tres días, llegando a la curación total en el período de tres a seis días.

Cuando la lesión es más importante y afecta a una capa de la piel más profunda (la dermis superficial), se forman ampollas y vesículas llenas de líquidos, que son muy dolorosas, la clasificamos como quemadura de segundo grado, ya que afectan a terminaciones nerviosas. La curación de estas lesiones es más lenta, curándose tras veinte días aproximadamente.

Las quemaduras que afectan a todas las capas de la piel (epidermis y dermis), son las más graves, las de tercer grado. Al destruirse todas las capas cutáneas no quedan células que puedan regenerar de nuevo la piel, y no se produce dolor, ni sagrado, porque no quedan terminaciones nerviosas, ni capilares. Algunas de estas quemaduras precisan de tratamiento hospitalario urgente. Por otro parte las quemaduras pueden afectar a ciertas partes del cuerpo, como la cara, los oídos, las manos, los pies o el área genital, en este caso las lesiones tienen una gravedad mayor.


Cuando las lesiones son breves basta con llevar a cabo una adecuada desinfección de la herida, cubriéndola bien y tratándola con antibióticos locales y la administración de analgésicos. Las lesiones más graves, cuando se llega a precisar ingreso hospitalario, los riesgos más importantes que aparecen son: la deshidratación por pérdida de líquidos  e hipotensión, que pueden conducir a la muerte o también la sobreinfección tras la desaparición de la barrera cutánea. En ocasiones es necesario realizar una extirpación del tejido lesionado y realizar injertos de piel para evitar la pérdida de líquidos y proteínas. Es importante llevar a cabo un seguimiento correcto y vigilar la evolución de las quemaduras.

Ángeles Partido Domínguez aporta a este blog sus experiencias, consejos y sabiduría que están a su alcance, ya que es madre desde hace veintidós primaveras.

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